El caballo es un herbívoro monogástrico
con un tubo digestivo que se caracteriza por poseer un estómago relativamente pequeño y un intestino grueso que por el contrario es muy desarrollado. El sistema digestivo consta de órganos a los que concierne directamente la recepción y digestión de los alimentos, su paso a través del cuerpo y la expulsión de la parte no absorbida. Este conjunto de órganos podría dividirse en dos grupos principales:
- Conducto Alimentario.
- Órganos Accesorios.
El conducto alimentario es tubular y músculo-membranoso y se extiende desde los labios hasta el ano. El conducto consta de los siguientes segmentos consecutivos:
Boca
Faringe
Esófago
Estómago
Intestino delgado
Intestino grueso
Los órganos accesorios son:
Dientes
Lengua
Glándulas salivales
Hígado
Páncreas
La fisiología digestiva del
caballo tiene por rasgos dominantes los siguientes: una masticación concienzuda, una gran rapidez del tránsito por el estómago, una digestión por enzimas, breve pero intensa en el intestino delgado, y una acción microbiana prolongada a nivel de los grandes reservorios del intestino grueso.
En el equino al contrario de lo que sucede en el rumiante, la digestión por microbios se desarrolla esencialmente a nivel del intestino grueso o sea con posterioridad a la digestión por enzimas, y a continuación de las zonas de intensa reabsorción intestinal.
Dentro de los actos preparatorios para la digestión, la aprehensión de los alimentos, la masticación y la deglución en el equino, dan lugar a recomendaciones muy provechosas para una mejor alimentación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario